
La localidad tarifeña , muy acostumbrada a temporales de levante capaces de asustar al viajero, vivió durante la tarde noche del pasado viernes un hecho inusual en estas lindes: el paso de un tornado que provocó daños en un pasillo de unos seis kilómetros a lo largo de la campiña.Eran las siete de la tarde del pasado viernes cuando después de un pequeño aguacero desde la costa oeste, en la zona del Ombligo, se formó un tornado que adquirió notables dimensiones y consecuencias avanzando en su rápido transitar hacia el noroeste de la campiña tarifeña en dirección hacia La Peña. El hotel La Peña era en la mañana de ayer un retrato de lo que un tornado es capaz de originar. Al menos una treintena de árboles y plantas de gran tamaño que decoraban el jardín del hotel aparecían esparcidas y arrancadas de sus raíces. "Realmente fue algo increíble. Temí por mi vida porque no sabía qué era lo que estaba pasando", asegura el trabajador del hotel, que ayer conversaba junto al edil de Montes, Antonio Escribano e inspeccionaban sobre el terreno los daños. La veintena de árboles, macetones destrozados y hamacas empotradas no eran los únicos daños del rastro de destrucción que a lo largo de unos seis o siete kilómetros iba a dejar el paso del tornado que avanzó rápidamente por la campiña, destrozando más arboleda y techumbres de algunas casas. Desde La Peña el tornado se dirigió hacia el cortijo El Mastral, donde se cebó con los eucaliptos que decoran su pasillo natural de entrada. Enormes ramas arrancadas de cuajo que cayeron en la zona de recreo infantil que estaba desocupada. Luego siguió avanzando hacia noreste en dirección hacia La Palmosilla, zona que rozó, para cebarse en el cortijo Los Ramos donde provocó el desprendimiento de varias chapas metálicas de la cubierta de almacenes que fueron lanzadas casi a un kilómetro de distancia.A pesar de lo aparatoso del fenómeno climatológico, no hubo que lamentar desgracias personales, tan sólo el susto de algunas personas al que el tornado sorprendió. Alguna espantada del ganado y numerosos árboles destrozados en una jornada inusual en Tarifa, más acostumbrada a observar algún que otro tornado en mitad del Estrecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario