domingo, 18 de noviembre de 2007

ESTO QUE ES JIMENA O RUMANIA?

La colonia rumana en España y, en particular, en Andalucía, se ha convertido en la segunda nacionalidad más numerosa en el territorio nacional y en la tercera en la comunidad, tras desplazar a los ecuatorianos y ya muy cerca de británicos y marroquíes. Si en septiembre de 2006 tenían autorización de residencia 17.144 rumanos y en diciembre 20.106, las últimas estadísticas del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y del Consulado de Rumanía en Andalucía alzan la cifra entre 65.000 y 70.000 en octubre de 2007, el triple que hace un año.
El incremento poblacional obedece a una causa: la Comisión Europea admitió a Rumanía y Bulgaria como miembros de pleno derecho de la UE el pasado 1 de enero. De los nuevos registros de rumanos, según anota el Gobierno, pocos han cambiado a lo largo de este año su régimen de residencia general (inmigrante) al comunitario (ciudadano de la UE). Esto pone de manifiesto que el flujo migratorio viene protagonizado por quienes han regularizado su situación o por quienes han llegado por primera vez procedentes de ese país. A ellos se suman los que vienen de otras naciones europeas.
Pero la cifra de 70.000 rumanos incluso se queda corta, ya que los datos oficiales omiten otras realidades. Las autorizaciones de trabajo ocultan a desempleados y menores.
"Somos muchos más", intuye María Coman, presidenta en Málaga de la Federación de Asociaciones de Rumanos en España (Fedrom). Esta rumana, afincada en Fuengirola desde que llegara de Alemania hace 12 años, confirma que la entrada en la UE ha originado una enorme llegada de compatriotas, aunque no todos lo hacen de forma legal. Coman entiende que ahí radica el problema: la admisión como miembros de pleno derecho a Europa "nos ha dado el derecho de viajar y habitar en cualquier país, pero no un trabajo".
La precariedad económica desemboca en la comisión de delitos y en movimiento de dinero negro, lo que daña la imagen del colectivo rumano, lamenta Coman. "Los mayores problemas vienen de la gente que no quiere trabajar y, en gran parte, los provocan nuestros paisanos roma, los gitanos, pero hay que diferenciarnos". Para la representante de Fedrom, que también preside desde hace dos años la Asociación de Gitanos Rumanos de Andalucía, la adaptación de sus paisanos es buena, gracias en parte al lenguaje, "de origen latino como el castellano", y de otra por la mentalidad en el trabajo, "similar a la de los españoles". El hijo de María, por ejemplo, se integró en el sistema educativo español, hoy es dentista y está casado con una cordobesa.
Comparte esta visión Mónica Mihaela Stirbu, cónsul general de Rumanía para Andalucía y Extremadura. "El colectivo rumano tiene buena imagen entre los andaluces", dice, para poner como ejemplo que, desde 2001, se piden desde Andalucía miles de trabajadores rumanos para agricultura, construcción y turismo. Reduce los delitos o casos de violencia doméstica a una minoría y considera que a españoles y rumanos les une la hospitalidad.
"Los españoles nos aprecian y, si ven algo que hacemos mal, nos recuerdan lo que ellos hicieron unas décadas atrás cuando marchaban a Suiza o Bélgica para trabajar, porque comprenden lo que es la inmigración", explicó.

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